Desde 1974, solo hay un símbolo que encapsula la cumbre del futbol, la Copa Mundial de la FIFA. Pero, para entender su creación, debemos recordar su predecesor, la Copa Jules Rimet.Este trofeo, que representaba a la diosa griega Niké, fue el premio máximo desde 1930. Sin embargo, en el Mundial de México 1970, Brasil hizo historia al conseguir su tercer campeonato, lo que, según las reglas originales de la FIFA, les permitía conservar el trofeo para siempre. Esta regla dejó a la FIFA sin su premio más preciado. La necesidad de un nuevo símbolo, una nueva representación de la gloria mundial, se hizo imperiosa. Y fue entonces, en 1971, cuando un humilde escultor italiano, Silvio Gazzaniga, entró en la historia.

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