La semana pasada vimos las dificultades por las que pasaron las relaciones entre Pablo y la iglesia de Corinto.
Vimos que Pablo fue capaz de encararlas y enfrentarlas y superarlas desde el perdón y el olvido. El perdón se constituye así como una forma de vida de la iglesia, es decir como un conjunto de patrones de pensamiento y de comportamiento que la iglesia encarna.
Ese perdón que va asociado al olvido es un proceso de sanación de los conflictos y los procesos emocionales que nos hacen daño.

Sin embargo eso no es todo lo que Pablo tenía que decir a que la iglesia de Corinto.
La pregunta que abordamos hoy es ¿cómo es posible mantenernos firmes y perseverantes en el misterio cristiano (también podemos hablar en términos más genéricos nuestra vida cristiana o en la vida de la iglesia) a pesar de esas esas situaciones que nos producen cansancio agotamiento o ganas de abandonar a ganas de dejarlo todo?

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