Escuchar "A vueltas con la posibilidad de que haya vida extraterrestre"
Síntesis del Episodio
A vueltas con la posibilidad de que haya vida extraterrestre
El Yoda de Star Wars o E.T el extraterrestre.
En estas películas los presentan con emociones humanas.
En otras, como en la llegada nos muestran a criaturas, como los heptápodos.
Cuya forma de comunicación y la manera que tienen de percibir el tiempo, desafían nuestra lógica.
Sin embargo, hay series y programas que han hecho creer a una parte de la población que ya hemos encontrado vida de otro mundo.
O que están aquí, entre nosotros.
Pero lo cierto es que, hasta la fecha, no hay pruebas concluyentes de ello.
El universo es muy grande.
Podría contener hasta 10 elevado a veintitrés planetas.
Es decir, un uno seguido de 23 ceros, o más.
Aún desconocemos cuales son los límites en las condiciones en las que podría desarrollarse la vida.
En la tierra, en nuestro propio planeta, estudian microorganismos capaces de aguantar en ambientes extremos.
Con temperaturas superiores a los 100 grados o con niveles de radiación o sequedad muy elevados.
El estudio de cómo estos extremófilos sobreviven en estos ambientes es fundamental para la búsqueda de vida fuera de nuestro mundo.
Por ello, los analizan en lugares como la Antártida, Atacama, Islandia o en las Islas Canarias.
Marte es un lugar prometedor.
Su superficie es un entorno hostil por la falta de agua líquida estable y la ausencia de un campo magnético que lo proteja frente a la radiación cósmica.
En cambio, el subsuelo marciano, a apenas dos metros de profundidad, la radiación ya no es un problema tan significativo.
En esos reservorios de agua líquida o en sus rocas porosas empapadas podría haber algún rastro de vida microbiana.
Tampoco descartan buscar por las lunas heladas de Júpiter y Saturno.
En la de Europa, Encélado o Titán.
Bajo una corteza de hielo, de varios kilómetros de espesor, esconden inmensos océanos de agua.
Esta se mantiene en estado líquido gracias al calor generado por la atracción gravitatoria de los gigantes gaseosos.
Ya que estas lunas orbitan a su alrededor.
Incluso, hay científicos que estudian las nubes de Venus, situadas a 55 km de altura.
Por si albergaran microorganismos.
La próxima misión Exomars 2028 investigará atmósferas, minerales y posibles biomarcadores.
Europa Clipper explorará las lunas heladas.
Fuera del sistema solar, el telescopio James Webb, analiza las atmósferas de los exoplanetas.
Y proyectos como el SETI esperan captar señales de vida desde otros mundos.
Hace unos meses, detectaron dimetil sulfuro en la atmósfera del exoplaneta k2 18b.
Esta noticia acaparó titulares como una supuesta señal de vida.
Ya que ese compuesto solo lo producen los seres vivos en la tierra.
Pero siguen sin ser pruebas sólidas.
Tampoco hemos llegado con naves tripuladas a otros planetas.
Los expertos creen que debemos de salir del modelo antropocéntrico, cuando imaginas cómo sería la vida de un alíen.
Pensamos en los típicos hombrecillos verdes o grises, con antenas y cabezas grandes.
Parecidos a nuestra biología humana.
A lo mejor, la vida extraterrestre se basa en el carbono y el agua.
Aunque seguro que será muy diferente a lo que conocemos.
La tierra nació hace unos 4.500 millones de años.
Tuvo una formación violenta, con volcanes, impacto de meteoritos y océanos.
La vida apareció hace unos 3.800 millones de años.
Durante más de 2.000 millones de años sólo existían bacterias y microorganismos simples.
Durante la mayor parte de nuestra propia historia, no hubo animales, ni plantas ni nada que se moviera como hoy en día.
Los primeros organismos multicelulares vieron la luz hace unos 600 millones de años.
Más tarde, los peces y otros primeros animales complejos surgieron hace unos 500 millones de años.
Los dinosaurios dominaron la tierra durante más de 150 millones de años.
Los primeros homínidos llegaron hace unos 6 millones de años.
Un suspiro, en comparación con los dinosaurios o la vida bacteriana.
Y nosotros, el Homo Sapiens, estamos aquí desde hace unos 200.000 años.
Una fracción minúscula en esa escala de 4.000 millones.
Si toda la historia de la tierra se resumiese en un día de 24 horas, los humanos habríamos aparecido en los últimos segundos antes de la medianoche.
Desde esta perspectiva en el tiempo, es más probable que antes hallemos vida microbiana.
La naturaleza es mucho más imaginativa que los mejores escritores de ciencia ficción.
Si algún día descubriésemos que existen seres inteligentes ahí fuera sería algo comparable con la revolución copernicana.
Que mostró que la tierra no es el centro del universo.
De momento, seguimos manteniendo el privilegio de ser el único lugar habitado en el universo, que conocemos.
Hasta que un gran hallazgo nos haga ampliar nuestros horizontes.
Los expertos coinciden en que no esperemos un gran comunicado diciendo que una nave extraterrestre ha aterrizado en algún lugar localizable.
Lo más plausible es que la noticia que confirme que hay vida afuera sea algo así:
Encuentran una sutil huella de actividad bacteriana en el planeta k-3.
En resumidas cuentas, muchos astro biólogos creen que, de existir vida, fuera de nuestro planeta, sería microbiana.
Parecida a las bacterias, ya que son las más resistentes y las que más han durado en la tierra.
Esta vida podría prosperar en océanos subterráneos bajo capas de hielo.
Donde han detectado géiseres de agua salada con moléculas orgánicas.
También podría haber algo en la superficie de planetas situados en la zona habitable de sus estrellas.
A la distancia adecuada para mantener agua líquida.
La vida en otros mundos podría usar otras bases químicas.
Y si fuera inteligente, emplearían otros sistemas de percepción y comunicación, muy alejados de los nuestros.
Estados Unidos y China planean instalar una central nuclear en la luna, como parte de su nueva carrera espacial.
Cada uno por su cuenta, claro.
Esta central serviría como una fuente estable de energía para futuras misiones espaciales a otros planetas.
La energía solar en la superficie lunar es limitada, ya que las noches lunares duran 14 días terrestres de oscuridad absoluta.
Son noches demasiado largas en las que la temperatura baja hasta los menos ciento setenta grados.
La Nasa trabaja en reactores nucleares compactos, llamados Kilopower, para suministrar energía a colonias.
Por su parte, China explora diseños de reactores como plataformas de lanzamiento a misiones lejanas.
Por ejemplo a Marte.
Sin duda, esta carrera espacial va más allá de buscar vida en el universo.
Ya que responde a intereses estratégicos, económicos y geopolíticos.
El Yoda de Star Wars o E.T el extraterrestre.
En estas películas los presentan con emociones humanas.
En otras, como en la llegada nos muestran a criaturas, como los heptápodos.
Cuya forma de comunicación y la manera que tienen de percibir el tiempo, desafían nuestra lógica.
Sin embargo, hay series y programas que han hecho creer a una parte de la población que ya hemos encontrado vida de otro mundo.
O que están aquí, entre nosotros.
Pero lo cierto es que, hasta la fecha, no hay pruebas concluyentes de ello.
El universo es muy grande.
Podría contener hasta 10 elevado a veintitrés planetas.
Es decir, un uno seguido de 23 ceros, o más.
Aún desconocemos cuales son los límites en las condiciones en las que podría desarrollarse la vida.
En la tierra, en nuestro propio planeta, estudian microorganismos capaces de aguantar en ambientes extremos.
Con temperaturas superiores a los 100 grados o con niveles de radiación o sequedad muy elevados.
El estudio de cómo estos extremófilos sobreviven en estos ambientes es fundamental para la búsqueda de vida fuera de nuestro mundo.
Por ello, los analizan en lugares como la Antártida, Atacama, Islandia o en las Islas Canarias.
Marte es un lugar prometedor.
Su superficie es un entorno hostil por la falta de agua líquida estable y la ausencia de un campo magnético que lo proteja frente a la radiación cósmica.
En cambio, el subsuelo marciano, a apenas dos metros de profundidad, la radiación ya no es un problema tan significativo.
En esos reservorios de agua líquida o en sus rocas porosas empapadas podría haber algún rastro de vida microbiana.
Tampoco descartan buscar por las lunas heladas de Júpiter y Saturno.
En la de Europa, Encélado o Titán.
Bajo una corteza de hielo, de varios kilómetros de espesor, esconden inmensos océanos de agua.
Esta se mantiene en estado líquido gracias al calor generado por la atracción gravitatoria de los gigantes gaseosos.
Ya que estas lunas orbitan a su alrededor.
Incluso, hay científicos que estudian las nubes de Venus, situadas a 55 km de altura.
Por si albergaran microorganismos.
La próxima misión Exomars 2028 investigará atmósferas, minerales y posibles biomarcadores.
Europa Clipper explorará las lunas heladas.
Fuera del sistema solar, el telescopio James Webb, analiza las atmósferas de los exoplanetas.
Y proyectos como el SETI esperan captar señales de vida desde otros mundos.
Hace unos meses, detectaron dimetil sulfuro en la atmósfera del exoplaneta k2 18b.
Esta noticia acaparó titulares como una supuesta señal de vida.
Ya que ese compuesto solo lo producen los seres vivos en la tierra.
Pero siguen sin ser pruebas sólidas.
Tampoco hemos llegado con naves tripuladas a otros planetas.
Los expertos creen que debemos de salir del modelo antropocéntrico, cuando imaginas cómo sería la vida de un alíen.
Pensamos en los típicos hombrecillos verdes o grises, con antenas y cabezas grandes.
Parecidos a nuestra biología humana.
A lo mejor, la vida extraterrestre se basa en el carbono y el agua.
Aunque seguro que será muy diferente a lo que conocemos.
La tierra nació hace unos 4.500 millones de años.
Tuvo una formación violenta, con volcanes, impacto de meteoritos y océanos.
La vida apareció hace unos 3.800 millones de años.
Durante más de 2.000 millones de años sólo existían bacterias y microorganismos simples.
Durante la mayor parte de nuestra propia historia, no hubo animales, ni plantas ni nada que se moviera como hoy en día.
Los primeros organismos multicelulares vieron la luz hace unos 600 millones de años.
Más tarde, los peces y otros primeros animales complejos surgieron hace unos 500 millones de años.
Los dinosaurios dominaron la tierra durante más de 150 millones de años.
Los primeros homínidos llegaron hace unos 6 millones de años.
Un suspiro, en comparación con los dinosaurios o la vida bacteriana.
Y nosotros, el Homo Sapiens, estamos aquí desde hace unos 200.000 años.
Una fracción minúscula en esa escala de 4.000 millones.
Si toda la historia de la tierra se resumiese en un día de 24 horas, los humanos habríamos aparecido en los últimos segundos antes de la medianoche.
Desde esta perspectiva en el tiempo, es más probable que antes hallemos vida microbiana.
La naturaleza es mucho más imaginativa que los mejores escritores de ciencia ficción.
Si algún día descubriésemos que existen seres inteligentes ahí fuera sería algo comparable con la revolución copernicana.
Que mostró que la tierra no es el centro del universo.
De momento, seguimos manteniendo el privilegio de ser el único lugar habitado en el universo, que conocemos.
Hasta que un gran hallazgo nos haga ampliar nuestros horizontes.
Los expertos coinciden en que no esperemos un gran comunicado diciendo que una nave extraterrestre ha aterrizado en algún lugar localizable.
Lo más plausible es que la noticia que confirme que hay vida afuera sea algo así:
Encuentran una sutil huella de actividad bacteriana en el planeta k-3.
En resumidas cuentas, muchos astro biólogos creen que, de existir vida, fuera de nuestro planeta, sería microbiana.
Parecida a las bacterias, ya que son las más resistentes y las que más han durado en la tierra.
Esta vida podría prosperar en océanos subterráneos bajo capas de hielo.
Donde han detectado géiseres de agua salada con moléculas orgánicas.
También podría haber algo en la superficie de planetas situados en la zona habitable de sus estrellas.
A la distancia adecuada para mantener agua líquida.
La vida en otros mundos podría usar otras bases químicas.
Y si fuera inteligente, emplearían otros sistemas de percepción y comunicación, muy alejados de los nuestros.
Estados Unidos y China planean instalar una central nuclear en la luna, como parte de su nueva carrera espacial.
Cada uno por su cuenta, claro.
Esta central serviría como una fuente estable de energía para futuras misiones espaciales a otros planetas.
La energía solar en la superficie lunar es limitada, ya que las noches lunares duran 14 días terrestres de oscuridad absoluta.
Son noches demasiado largas en las que la temperatura baja hasta los menos ciento setenta grados.
La Nasa trabaja en reactores nucleares compactos, llamados Kilopower, para suministrar energía a colonias.
Por su parte, China explora diseños de reactores como plataformas de lanzamiento a misiones lejanas.
Por ejemplo a Marte.
Sin duda, esta carrera espacial va más allá de buscar vida en el universo.
Ya que responde a intereses estratégicos, económicos y geopolíticos.
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