Escuchar "La inaccesible tumba del primer emperador de China."
Síntesis del Episodio
La inaccesible tumba del primer emperador de China.
En este vídeo pasearemos por los alrededores de una tumba inaccesible.
Un paso más, en la dirección equivocada y las ballestas ocultas…dispararán sus flechas.
Si es que aún funcionan, después de tanto tiempo.
Si abres la puerta equivocada, caerás en un río de mercurio.
Estamos en una tumba gigantesca, auténtica, repleta de trampas y de corrientes de mercurio tóxico.
No se halla escondida en la selva del Amazonas ni tampoco en ninguna isla remota.
Es la tumba del primer emperador Chino y está en la ciudad de Xi an.
Se construyó hace más de 2.000 años y todavía no han querido destapar sus secretos.
Sí los de sus guardianes y sirvientes en el más allá.
Las miles de esculturas que representan a sus soldados, oficiales, arqueros, caballos y carros.
Los primeros guerreros del Xian aparecieron por accidente.
Mientras unos agricultores excavaban un pozo cerca de allí.
Y descubrieron una figura del tamaño de una persona real, con sus detalles.
Fue la primera entre miles que aparecerían después.
Han pasado más de 50 años y los arqueólogos siguen desenterrando más esculturas.
Cada una tiene sus propios rasgos: un peinado, una expresión y su vestimenta diferente.
Estos guerreros custodian simbólicamente la tumba maldita.
La del emperador Qin Shi Huang.
Durante años, levantaron un complejo funerario inmenso, del tamaño de una pequeña ciudad para él.
En su época, existían seis reinos en el territorio que hoy llamamos China.
Vivían en conflicto permanente desde hacía más de dos siglos.
Qin Shi Huang logró conquistarlos a todos y unificó esos reinos.
De esta forma llegó a ser el primer emperador de China.
Por lo tanto, durante toda su vida, su tumba tenía que ser monumental.
A la altura de su descomunal victoria.
Al igual que en el antiguo Egipto, pensaban que el gobernante podría llevarse sus pertenencias y a su propia guardia al más allá.
El historiador chino Sima Qian escribió sobre las características de este complejo funerario, cien años después de la muerte del primer emperador chino.
Secretos, artefactos históricos y tesoros de un valor incalculable.
Y en el centro, la cámara principal, donde reposan los restos del gobernante.
Sima Qian afirma que hay trampas mortales para eliminar a los saqueadores.
Como ballestas cargadas o enormes cantidades de mercurio que simulan ríos y mares.
Es posible que después de dos mil años, las ballestas ya no se disparen.
Pero el mercurio no ha perdido su toxicidad.
Una pequeña gota puede causar daños graves en el sistema nervioso, en el hígado o en los riñones.
Las modernas mediciones que han efectuado sobre la tumba arrojan unos niveles altos de mercurio en esa zona.
En la antigua China consideraban que el mercurio era el elixir de la longevidad, una fuente de inmortalidad.
El propio Qin Shi Huang consumió pastillas que contenían pequeñas cantidades de esta sustancia tóxica.
Por ello, el emperador falleció bastante joven, a los 49 años, en el año 210 antes de cristo.
Pero volvamos a los riesgos que entraña una exploración de su milenaria tumba.
La excavación puede dañar irreversiblemente los objetos antiguos.
Los objetos más frágiles se podrían romper y se perderían pigmentos que han aguantado durante miles de años.
Simplemente con la exposición al aire, al sol o a la humedad ya se perderían decoraciones y pinturas.
Que han permanecido aisladas.
Los textos antiguos mencionan que el emperador mandó construir un palacio subterráneo.
Con un techo adornado con perlas, que simularan a las estrellas.
Incluso, con estatuas que representasen a sus sirvientes, músicos y otros funcionarios del emperador.
De momento, los métodos no invasivos como los escáneres, sensores o las técnicas geofísicas, nos confirman su gran magnitud.
Otra herramienta prometedora es el uso de muones, unas partículas subatómicas que atraviesan materiales densos.
Y si nos ponemos a especular, hasta podrían intentar que entrasen unos nanorobots.
Para que nos ayudasen a crear modelos holográficos del interior del mausoleo.
Es preferible que las ballestas disparen a los robots antes que a los humanos.
En el presente, el gobierno Chino sigue sin perturbar el descanso eterno de su primer emperador.
En este vídeo pasearemos por los alrededores de una tumba inaccesible.
Un paso más, en la dirección equivocada y las ballestas ocultas…dispararán sus flechas.
Si es que aún funcionan, después de tanto tiempo.
Si abres la puerta equivocada, caerás en un río de mercurio.
Estamos en una tumba gigantesca, auténtica, repleta de trampas y de corrientes de mercurio tóxico.
No se halla escondida en la selva del Amazonas ni tampoco en ninguna isla remota.
Es la tumba del primer emperador Chino y está en la ciudad de Xi an.
Se construyó hace más de 2.000 años y todavía no han querido destapar sus secretos.
Sí los de sus guardianes y sirvientes en el más allá.
Las miles de esculturas que representan a sus soldados, oficiales, arqueros, caballos y carros.
Los primeros guerreros del Xian aparecieron por accidente.
Mientras unos agricultores excavaban un pozo cerca de allí.
Y descubrieron una figura del tamaño de una persona real, con sus detalles.
Fue la primera entre miles que aparecerían después.
Han pasado más de 50 años y los arqueólogos siguen desenterrando más esculturas.
Cada una tiene sus propios rasgos: un peinado, una expresión y su vestimenta diferente.
Estos guerreros custodian simbólicamente la tumba maldita.
La del emperador Qin Shi Huang.
Durante años, levantaron un complejo funerario inmenso, del tamaño de una pequeña ciudad para él.
En su época, existían seis reinos en el territorio que hoy llamamos China.
Vivían en conflicto permanente desde hacía más de dos siglos.
Qin Shi Huang logró conquistarlos a todos y unificó esos reinos.
De esta forma llegó a ser el primer emperador de China.
Por lo tanto, durante toda su vida, su tumba tenía que ser monumental.
A la altura de su descomunal victoria.
Al igual que en el antiguo Egipto, pensaban que el gobernante podría llevarse sus pertenencias y a su propia guardia al más allá.
El historiador chino Sima Qian escribió sobre las características de este complejo funerario, cien años después de la muerte del primer emperador chino.
Secretos, artefactos históricos y tesoros de un valor incalculable.
Y en el centro, la cámara principal, donde reposan los restos del gobernante.
Sima Qian afirma que hay trampas mortales para eliminar a los saqueadores.
Como ballestas cargadas o enormes cantidades de mercurio que simulan ríos y mares.
Es posible que después de dos mil años, las ballestas ya no se disparen.
Pero el mercurio no ha perdido su toxicidad.
Una pequeña gota puede causar daños graves en el sistema nervioso, en el hígado o en los riñones.
Las modernas mediciones que han efectuado sobre la tumba arrojan unos niveles altos de mercurio en esa zona.
En la antigua China consideraban que el mercurio era el elixir de la longevidad, una fuente de inmortalidad.
El propio Qin Shi Huang consumió pastillas que contenían pequeñas cantidades de esta sustancia tóxica.
Por ello, el emperador falleció bastante joven, a los 49 años, en el año 210 antes de cristo.
Pero volvamos a los riesgos que entraña una exploración de su milenaria tumba.
La excavación puede dañar irreversiblemente los objetos antiguos.
Los objetos más frágiles se podrían romper y se perderían pigmentos que han aguantado durante miles de años.
Simplemente con la exposición al aire, al sol o a la humedad ya se perderían decoraciones y pinturas.
Que han permanecido aisladas.
Los textos antiguos mencionan que el emperador mandó construir un palacio subterráneo.
Con un techo adornado con perlas, que simularan a las estrellas.
Incluso, con estatuas que representasen a sus sirvientes, músicos y otros funcionarios del emperador.
De momento, los métodos no invasivos como los escáneres, sensores o las técnicas geofísicas, nos confirman su gran magnitud.
Otra herramienta prometedora es el uso de muones, unas partículas subatómicas que atraviesan materiales densos.
Y si nos ponemos a especular, hasta podrían intentar que entrasen unos nanorobots.
Para que nos ayudasen a crear modelos holográficos del interior del mausoleo.
Es preferible que las ballestas disparen a los robots antes que a los humanos.
En el presente, el gobierno Chino sigue sin perturbar el descanso eterno de su primer emperador.
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