La alegría alivia la depresión

02/03/2017 58 min
La alegría alivia la depresión

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Síntesis del Episodio

¿Quién no ha sentido en algún momento de su vida tristeza, amargura o resentimiento?. Nadie escapa a estos sentimientos –sobre todo cuando no se tiene conciencia de que en el interior hay heridas no solucionadas. ; tener estos sentimientos, de vez en cuando es normal, es parte de nuestra naturaleza humana. Llorar –por ejemplo-, es una catarsis es decir, una liberación, es bastante sano cuando lo hacemos por ejemplo, ante algo doloroso e inesperado, o cuando creemos que lo que estamos viviendo en este momento, no tiene salida.
Pero ¿Qué pasa cuando estas emociones quedan alojadas en nuestro corazón de manera permanente?, ¿cuando el dolor, la amargura y la tristeza representan nuestra propia personalidad, cuando el dolor, la amargura y la tristeza se ha convertido ya en una actitud de vida?
Hoy en día los males provenientes del corazón son muy comunes, los rompimientos familiares, la sensación de frustración, la represión, el fracaso y lo que llamaríamos "el cansancio de vida" se apodera de mi de ti, cuando vemos que a pesar de nuestro esfuerzo, las cosas "no funcionan” –decimos-, o también expresamos: "todo me sale mal" porque crees, que la vida ha sido muy injusta contigo"-dices-. Es entonces cuando el resentimiento, la autocompasión y la tristeza pueden quedar instalados en el corazón de manera permanente.
La autocompasión, por ejemplo, es el sentimiento más destructivo que si permites anidar en tu corazón, puede llevarte a vivir triste, porque te hace experimentarte víctima de la situación, cuando en realidad las cosas, las palabras, los hechos suceden por alguna causa: unas veces suceden por imprudencia, por ignorancia, por ceguera espiritual es decir, por alguna herida no asumida, no sanada. Así que, no puedes continuar permitiendo que otros con sus equivocaciones, ni tu mismo, ni tu misma con tu mirada vacía y superficial, hagan de tu interior una cárcel sin salida.
No puedes quedarte diciéndote que lo que a ti te pasó es lo peor; no puedes quedarte rumiando tu aparente fracaso ni permanecer entregado/entregada a la autocompasión, más bien, necesitas comenzar a apoyarte en el Señor sabiendo que el ser humano por su naturaleza herida y por tanto, egoísta tiende a reclinarse sobre sí mismo, y en ese instante en que prefiere ser esclavo de sí mismo, desde todas partes de su subconsciente, hacen su aparición las sabandijas de la ignorancia, del estar dormidos, , de la no inteligencia y de la no fe que nos hacen hacer de este mundo y de nuestro corazón no precisamente un oasis de paz. ¿Sabes?, no permitas que nada ni nadie te robe la paz.
La autocompasión, aparentemente, es como un buen escondite para no sufrir tu soledad, tu inseguridad, el rencor, el miedo que te viene por no querer hacerte responsable de tu propia vida; en realidad la autocompasión, te aprisiona, te amarga, te deja sin deseo de vivir.
Esta actitud negativa del estar encerrado, encerrada sobre ti mismo, sobre ti misma, te roba la alegría y hace que todo en la vida lo veas a través de un "cristal empañado", es decir, nuestra mirada que brota de la mirada de no fe, de no esperanza, nuestra mirada que brota del dolor producido por las heridas de la vida que ya conocemos y que pueden ser de abandono, rechazo, humillación, traición e injusticia, se torna gris; tu y yo, ya no vemos la belleza de la vida, los buenos momentos se vuelven indiferentes ante nosotros, dejamos ir oportunidades y empezamos a crear una realidad falsa al creer que "nadie nos quiere" o decimos: "todos quieren hacerme daño", entonces, nuestra visión actúa y distorsiona todo desde nuestro cristal empañado.