Decídete a perdonar

04/03/2017 1h 0min
Decídete a perdonar

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Síntesis del Episodio

El resentimiento endurece tu carácter, le roba elasticidad, como por otro lado el perdón que es su antídoto lo vuelve suave, ligero, bondadoso, tierno. Cuando la voluntad o capacidad de decidir se accidenta por así decirlo y está ciega por el resentimiento, esta voluntad maniatada o atada influye sobre el entendimiento para que el entendimiento por medio de la negatividad e irrealidad deforme la realidad.

Decimos: “Este ya no me quiere, aquella quién sabe qué le dirían de mi, este tiene un carácter horrendo” y vamos por la vida etiquetando y etiquetando y etiquetando sin saber realmente por qué las personas obran de tal o cual manera. Por qué esta persona a la que le has hecho tantas cosas, te perdona y no lleva cuenta de nada, sin embargo, no sabes por qué aquella otra mejor decidió retirarse antes de poner todo lo que está de su parte para aceptarte como eres, dejando en ti una herida de rechazo profunda.

Pero…¿Tiene sentido todo esto? Humanamente hablando te responderemos que no, pero mirando a Jesús comprendemos que Él vino a enseñarnos el camino de la madurez al estilo de Dios y parte de esa madurez es el desear bendiciones para quienes no nos acepten así como somos; el orar por aquellos quienes una vez nos marcaron pero que hoy por la gracia y misericordia del amor del Padre, hemos sanado y nuestra vida se ha restaurado y rejuvenecido y alegrado en Jesús. Es tiempo muerto rumiar los fracasos, las incomprensiones, y toda la serie de heridas recibidas y el no perdonarse a uno mismo las decisiones mal tomadas con todo y sus consecuencias.

¿Y por qué una misma herida produce reacciones diferentes? Es que la forma de reaccionar ante los estímulos, está condicionada con los rasgos temperamentales; por ejemplo: quien es muy emotivo, será más susceptible, sentirá más una agresión que el que no es tan emotivo. Por otro lado hoy se habla de la adicción al dolor. Nos da miedo vivir felices, nos da miedo ser responsables de la felicidad que Dios quiere para cada uno de sus hijos los seres humanos que habitamos este planeta. Tal parece que hemos preferido no vivir en paz, y vivimos sin disfrutar de cada momento que aún nos regala el Autor de la vida.