Auge y caída de las grandes potencias 7º

05/03/2020 2h 29min
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Síntesis del Episodio

y cualquiera otros elementos presuntamente no teutónicos; un pueblo entregado en mente y alma al apoyo del régimen, que sustituiría a las antiguas lealtades de clase, religión, región y familia; una economía movilizada y controlada con el fin de extender Deutschtum cuándo y dónde decretase el líder que era necesario, y contra las grandes potencias, por muchas que fuesen; una ideología de fuerza y lucha y odio, que se regocijase aplastando a los enemigos y desdeñase toda idea de compromiso. Dado el volumen y la complejidad de la sociedad alemana del siglo 20, es inútil observar que era una visión irreal: había «límites al poder de Hitler» s en todo el país; había individuos y grupos de interés que le apoyaron en 1932-1933 e incluso hasta 1938-1939, pero con decreciente entusiasmo, y sin duda, aparte de todos los que se oponían abiertamente al régimen, había otros muchos que desarrollaban una resistencia mental interior. Pero, a pesar de estas excepciones, era también indudable que el régimen nacionalsocialista era inmensamente popular y aún más importante absolutamente indiscutido en su disposición de los recursos nacionales. Con una cultura política fundada en la guerra y la conquista y una anatomía política deformada hasta el punto de que, en 1938, el 52% de los gastos del Gobierno y nada menos que el 17% del producto nacional bruto era invertido en armamentos, Alemania seguía un camino diferente del de cualquiera de los otros Estados europeos. Ciertamente, en el año de Munich, Alemania gastaba más en armas que Gran Bretaña, Francia y los Estados Unidos, juntos.