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Síntesis del Episodio
LIBERADOS PARA ANUNCIAR EL EVANGELIO
Como consecuencia del pecado, toda la humanidad se encuentra vagando en la oscuridad del pecado, caminando sin saber, a su propia destrucción. El hombre por sí solo no puede salir de esta obscuridad, pero Dios en su amor y misericordia por el hombre perdido, por medio del sacrificio de su amado Hijo, sacó a los hombres de la obscuridad, y los hizo entrar en su luz maravillosa, libres de las consecuencias de sus acciones pecaminosas. Ahora que están libres de la obscuridad, pertenecen a la familia de Dios, y no solo eso, sino que también se convirtieron en sus sacerdotes a su servicio. Todo esto nos da a conocer el apóstol Pedro: “Pero ustedes son miembros de la familia de Dios, son sacerdotes al servicio del Rey, y son su pueblo. Dios mismo los sacó de la oscuridad del pecado, y los hizo entrar en su luz maravillosa. Por eso, anuncien las maravillas que Dios ha hecho.” 1 Pedro 2:9 TLA.
Todos nosotros antes de ser miembros de la familia de Dios, andábamos perdidos en la oscuridad de las tinieblas, debido a nuestras acciones pecaminosas. Pero un día, Dios con sus cuerdas de amor, nos atrajo a Él y nos sacó de esa obscuridad, haciéndonos entrar en su luz admirable. Al sacarnos de la obscuridad, borró por completo todos nuestros pecados y nos liberó de la condenación eterna que nos merecíamos. Todo esto, Dios no lo hizo porque merecíamos ser sus hijos, ni pertenecer a su familia, y menos aún ser sus sacerdotes, sino que lo hizo solamente por su profundo amor, y este amor también estuvo en el corazón de su amado Hijo, por eso Él, voluntariamente entregó su vida en sacrificio en el madero, para que podamos pertenecer a esta familia y ser llamados hijos de Dios.
Al ser liberados de la obscuridad, no solo nos convertimos en hijos de Dios, sino que también nos convertimos en sus sacerdotes para servirle diligentemente ante el mundo perdido y pecador. Como sacerdotes de Dios, ternemos muchas responsabilidades que cumplir, siendo una de ellas, la de compartir las Buenas Noticias de salvación y vida eterna a las personas que todavía se encuentran sumergidas en la oscuridad del pecado, caminando a su propia destrucción en el final de los tiempos. Por medio de nuestro testimonio y la predicación del evangelio, debemos recorrer el mundo entero y atraer al mundo perdido a la luz admirable de nuestro Señor y Salvador, para que ellos también puedan ser liberados de esa obscuridad, y así, se conviertan en un miembro más de la familia de Dios. Nuestras responsabilidades como sacerdotes al servicio de Dios son enormes, pero con la ayuda de Dios, podemos llegar con el evangelio a todos los rincones de la tierra, y así expandir el reinado de nuestro Señor y Salvador en el corazón de toda la humanidad.
Como consecuencia del pecado, toda la humanidad se encuentra vagando en la oscuridad del pecado, caminando sin saber, a su propia destrucción. El hombre por sí solo no puede salir de esta obscuridad, pero Dios en su amor y misericordia por el hombre perdido, por medio del sacrificio de su amado Hijo, sacó a los hombres de la obscuridad, y los hizo entrar en su luz maravillosa, libres de las consecuencias de sus acciones pecaminosas. Ahora que están libres de la obscuridad, pertenecen a la familia de Dios, y no solo eso, sino que también se convirtieron en sus sacerdotes a su servicio. Todo esto nos da a conocer el apóstol Pedro: “Pero ustedes son miembros de la familia de Dios, son sacerdotes al servicio del Rey, y son su pueblo. Dios mismo los sacó de la oscuridad del pecado, y los hizo entrar en su luz maravillosa. Por eso, anuncien las maravillas que Dios ha hecho.” 1 Pedro 2:9 TLA.
Todos nosotros antes de ser miembros de la familia de Dios, andábamos perdidos en la oscuridad de las tinieblas, debido a nuestras acciones pecaminosas. Pero un día, Dios con sus cuerdas de amor, nos atrajo a Él y nos sacó de esa obscuridad, haciéndonos entrar en su luz admirable. Al sacarnos de la obscuridad, borró por completo todos nuestros pecados y nos liberó de la condenación eterna que nos merecíamos. Todo esto, Dios no lo hizo porque merecíamos ser sus hijos, ni pertenecer a su familia, y menos aún ser sus sacerdotes, sino que lo hizo solamente por su profundo amor, y este amor también estuvo en el corazón de su amado Hijo, por eso Él, voluntariamente entregó su vida en sacrificio en el madero, para que podamos pertenecer a esta familia y ser llamados hijos de Dios.
Al ser liberados de la obscuridad, no solo nos convertimos en hijos de Dios, sino que también nos convertimos en sus sacerdotes para servirle diligentemente ante el mundo perdido y pecador. Como sacerdotes de Dios, ternemos muchas responsabilidades que cumplir, siendo una de ellas, la de compartir las Buenas Noticias de salvación y vida eterna a las personas que todavía se encuentran sumergidas en la oscuridad del pecado, caminando a su propia destrucción en el final de los tiempos. Por medio de nuestro testimonio y la predicación del evangelio, debemos recorrer el mundo entero y atraer al mundo perdido a la luz admirable de nuestro Señor y Salvador, para que ellos también puedan ser liberados de esa obscuridad, y así, se conviertan en un miembro más de la familia de Dios. Nuestras responsabilidades como sacerdotes al servicio de Dios son enormes, pero con la ayuda de Dios, podemos llegar con el evangelio a todos los rincones de la tierra, y así expandir el reinado de nuestro Señor y Salvador en el corazón de toda la humanidad.
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