Hemos sido testigos de la fidelidad de Dios, los desafíos del pueblo de Israel y las lecciones imperecederas que nos dejó Moisés antes de su partida y de entrar en la presencia de Dios.En el capítulo 31 de Números, vimos a Moisés en su cierre ministerial, dirigiendo la venganza de Jehová contra los madianitas, quienes se habían opuesto a Israel y habían influenciado al rey Balac para maldecir al pueblo de Dios, aunque Él cambió la maldición por bendición. Sin embargo, también observamos la obediencia incompleta del pueblo al perdonar a algunas mujeres moabitas por consejo de Balac, lo que llevó a la mortandad en la congregación. Aquí surge una de las primeras grandes lecciones: la importancia de destruir el mal por completo.

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