El Emperador Francisco I de Austria no asistió al estreno de la novena sinfonía de Ludwig van Beethoven, aunque estaba invitadísimo por el propio compositor. Se dice que como parte de las tensiones políticas del momento. Aquel concierto debió acaso ser prohibido (¿un coro en un lugar que no era una iglesia?), por demasiado revolucionario, pero no lo fue, quizá porque el amor del pueblo por Beethoven era demasiado grande. Aprovechamos una nueva presentación de la novena en el Auditorio Nacional para leer a Esteban Buch y su 'Historia del himno político europeo' y para escuchar algunos fragmentos.

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