¿Qué tal si hacemos un pequeño juego e imaginamos toda la historia del arte sin el ser humano presente en el mundo?

Imaginemos por un momento tal escenario. La maleza iría cubriendo poco a poco todos nuestros edificios, los que fueron ruinas y los que hoy asombran al mundo. La hojarasca cubriría los suelos de los templos, un silencio de muerte resonaría en el aire eterno de las catedrales. El afán de logros arquitectónicos se habría derrumbado como una Babel de voces calladas. Miles de lienzos colgarían inútiles en los viejos museos, en las angostas galerías, devoradas, pisoteadas tal vez por extrañas alimañas. En las grandes plazas la piedra esculpida se volvería negra. El bronce habría perdido su prestigio de siglos y sus esquinas mohosas arañarían el lomo de animales perdidos y libres. La luz mágica de los atardeceres sería tan solo un fenómeno óptico en el que nadie repararía, el color de la tarde: una transición incomprensible de momentos desperdiciados.

La belleza estaría huérfana. Nadie existiría para pensarla. Lo sublime y lo divino, lo patético y lo caótico, lo onírico y lo ostentoso se habría derrumbado bajo eones de indiferencia cósmica. La naturaleza se habría despojado de su lirismo y no habría poesía ni intuición. Ni habría milagros.

Quizás tengamos que imaginar que perdemos esa posibilidad de apreciarlo, esa posibilidad de de pensarlo, de contemplarlo, para entender de una vez por todas qué demonios es el arte.

Hoy vamos a intentar comprender, al menos, algunas claves.

Isabelle Le Galo es matemática y filósofa, dos disciplinas que son, a su juicio, muy complementarias. Tras formarse como ingeniara en matemáticas aplicadas, cursó el máster de ciencias políticas del Instituto de Ciencias Políticas de París.
Comenzó su carrera profesional como responsable en Suiza de e-communicatios en Orange. Posteriormente trabajó para Medtronic, empresa líder en tecnología médica. También ha desempeñado labores de consultoría estratégica para distintas ONGs y dirigió la Fundación Abracadabra, volcada en los niños hospitalizados.
En su última etapa, desde hace 6 años, dirige la filial en España de la Fundación Daniel y Nina Carasso, una entidad dedicada al arte ciudadano y a la alimentación sostenible. Isabelle es, además, vocal del Real Patronato del Museo Reina Sofía y en 2021 fue elegida entre las Top 100 Mujeres Líderes en España.

Pedro Alberto Cruz es desde hace 20 años profesor de Historia del Arte en la Universidad de Murcia. Es autor y coautor de más de 30 libros, como crítico y teórico del arte, ensayista y poeta. El último está recién salido de imprenta: `Arte y Performance, una historia desde las vanguardias hasta la actualidad’, publicado por Akal.
Pedro Alberto también se dedicó a la gestión pública en una etapa de su vida, ejerciendo durante siete años como consejero de Cultura, Turismo y Deportes del Gobierno de la Región de Murcia desde 2007 hasta 2014.
Actualmente, también ejerce como columnista del diario LA VERDAD con su sección semanal 'Mapas sin mundo' y colabora con otros medios de comunicación como eldiario.es y Onda Regional de Murcia.

Paco Pérez Valencia, Artista y museógrafo especialista en lenguajes artísticos contemporáneos, es un destacado innovador de la práctica expositiva de nuestro país. Doctor por la Universidad de Sevilla, imparte clases regularmente en numerosas Universidades de España y Latinoamérica, en el ámbito de la Museografía Creativa y Experimental y el Pensamiento creativo.

Ha sido durante 17 años Director-Conservador de la colección Cajasol. Como museógrafo ha diseñado más de 70 exposiciones y planes museográficos de colecciones.

Actualmente es co-director del postgrado ‘El espacio expositivo’, en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona, y el postgrado El espacio efímero, en ARQUINE (Ciudad de México.
En 2010 crea el Instituto Internacional de Investigación, Estudios Técnicos y Emocionales, un proyecto de innovación en la gestión empresarial denominado La Universidad Emocional.

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