Tan a menudo como podamos hoy, recordemos que perdonando es como nos liberamos de las absurdas ideas de indignidad, y como permitimos que surja en nuestra mente la Verdad del perfecto Ser de puro Amor que somos, la Verdad de que somos poderosos e invulnerables, pues así es como Dios nos creó y eso es, por tanto, inalterable.

Perdonar es mi función aquí por que quiero ser feliz, por que me he cansado de tanto sufrir creyendo que podía tener una voluntad separada de la de Dios. Pero ahora sé que esa loca idea me ha costado el Reino de los Cielos, me ha costado la conciencia de Unidad y que lo único que me ha traído es dolor.

Ahora vuelvo a casa, Padre, ya no quiero otra Voluntad que la tuya, ya no quiero especialismos ni intentos absurdos de ser feliz de forma distinta a Amar incondicionalmente. Ya no quiero sentirme separado. Ahora quiero que Tú me lleves a mí perfecto Hogar, de donde nunca realmente salí y donde permanezco en perfecta paz junto con todo lo que verdaderamente existe.????

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