Escuchar "Domingo de la Decimoséptima Semana del Tiempo Ordinario, Ciclo B. Lecturas Bíblicas"
Síntesis del Episodio
• 2R 4, 42-44. Comerán y sobrará.
• Sal 144. Abres tú la mano, Señor, y nos sacias.
• Ef 4, 1-6. Un solo cuerpo, un Señor, una fe, un bautismo.
• Jn 6, 1-15. Repartió a los que estaban sentados todo lo que quisieron
Repartió a los que estaban sentados todo lo que quisieron. De este hecho histórico procedió el llamado sermón eucarístico de Cafarnaún. El " hecho eucarístico " es, en la Iglesia, la verdadera multiplicación del Pan de vida (Jn 6, 35-48), que nos alimenta para la unidad con la propia vida de Cristo, el hijo de Dios vivo.
De este milagro, ampliamente comentado por los Santos Padres, se deducen muchas consecuencias: debemos servir a todos en su totalidad existencial, en lo que pertenece a su alma y a su cuerpo, a sus problemas temporales y eternos. Hemos de actuar evangélicamente con sentido preciso de las necesidades de este mundo, como toda la historia de la Iglesia nos lo muestra desde los tiempos apostólicos, en los que " todos tenían un solo corazón y una sola alma ". Comenta San Agustín:
" Gran milagro es hartar con cinco panes y dos peces a cinco mil hombres y aún sobrar doce canastos. Gran milagro, a fe; pero el hecho no es tan de admirar si pensamos en el Hacedor. Quien multiplicó los panes entre las manos de los repartidores, ¿no multiplica las semillas que germinan en la tierra y de unos granos llena los trojes? Pero como este portento se renueva todos los años a nadie le sorprende... Al hacer estas cosas hablaba el Señor a los entendimientos no tanto con palabras como por medio de sus obras " (Sermón 130).
El relato evangélico de la multiplicación de los panes y de los peces tiene, en su contexto y en la intención pedagógica del Maestro, un fuerte trasfondo mesiánico-eucarístico. Jesús intenta poner en evidencia sus poderes teándricos y su Señorío mesiánico trascendente para promover la fe. Trata de disponer las inteligencias al anuncio eucarístico-pascual. Aun literariamente, el relato histórico del acontecimiento es consignado por los cuatro evangelistas con módulos y lenguaje litúrgicos, que reflejan la tradición eucarística ya existente en las primitivas comunidades (1Co 11, 17s.). Iluminados por la Palabra de Dios y vivificados con su Eucaristía testifiquemos en nuestra vida cotidiana nuestra identidad evangélica entre todos los hombres, si no queremos frustrar todo lo que Dios ha obrado en nosotros por su liturgia eucarística plenamente vivida.
• Sal 144. Abres tú la mano, Señor, y nos sacias.
• Ef 4, 1-6. Un solo cuerpo, un Señor, una fe, un bautismo.
• Jn 6, 1-15. Repartió a los que estaban sentados todo lo que quisieron
Repartió a los que estaban sentados todo lo que quisieron. De este hecho histórico procedió el llamado sermón eucarístico de Cafarnaún. El " hecho eucarístico " es, en la Iglesia, la verdadera multiplicación del Pan de vida (Jn 6, 35-48), que nos alimenta para la unidad con la propia vida de Cristo, el hijo de Dios vivo.
De este milagro, ampliamente comentado por los Santos Padres, se deducen muchas consecuencias: debemos servir a todos en su totalidad existencial, en lo que pertenece a su alma y a su cuerpo, a sus problemas temporales y eternos. Hemos de actuar evangélicamente con sentido preciso de las necesidades de este mundo, como toda la historia de la Iglesia nos lo muestra desde los tiempos apostólicos, en los que " todos tenían un solo corazón y una sola alma ". Comenta San Agustín:
" Gran milagro es hartar con cinco panes y dos peces a cinco mil hombres y aún sobrar doce canastos. Gran milagro, a fe; pero el hecho no es tan de admirar si pensamos en el Hacedor. Quien multiplicó los panes entre las manos de los repartidores, ¿no multiplica las semillas que germinan en la tierra y de unos granos llena los trojes? Pero como este portento se renueva todos los años a nadie le sorprende... Al hacer estas cosas hablaba el Señor a los entendimientos no tanto con palabras como por medio de sus obras " (Sermón 130).
El relato evangélico de la multiplicación de los panes y de los peces tiene, en su contexto y en la intención pedagógica del Maestro, un fuerte trasfondo mesiánico-eucarístico. Jesús intenta poner en evidencia sus poderes teándricos y su Señorío mesiánico trascendente para promover la fe. Trata de disponer las inteligencias al anuncio eucarístico-pascual. Aun literariamente, el relato histórico del acontecimiento es consignado por los cuatro evangelistas con módulos y lenguaje litúrgicos, que reflejan la tradición eucarística ya existente en las primitivas comunidades (1Co 11, 17s.). Iluminados por la Palabra de Dios y vivificados con su Eucaristía testifiquemos en nuestra vida cotidiana nuestra identidad evangélica entre todos los hombres, si no queremos frustrar todo lo que Dios ha obrado en nosotros por su liturgia eucarística plenamente vivida.
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