La vida cristiana es una carrera, pero para poder completarla tenemos que reconocer la debilidad de nuestra naturaleza humana.
Cuando verdaderamente reconocemos esta debilidad que podemos inclinarnos a depender del poder de Dios. Por lo tanto, siempre tendremos que estar en alerta contra el pecado.
Si el pecado la realidad del individuo, así también lo es en la congregación.
Gracia es lo que recibimos de parte de Dios a causa de nuestro pecado, y así como comprendemos que gracia nos ha sido otorgada, así debemos mostrar gracia a otros.
Comprendiendo el papel que juega el pecado y la gracia en nuestras vidas, debemos ser humildes en nuestro trato hacia otros.
Con todo esto en mente, Pablo instruye a los Gálatas acerca de la práctica de la disciplina y restauración espiritual.

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