En la segunda parte de este tema, nos conducimos a evaluar el carácter de aquella predicación que resulta en un verdadero avivamiento.
Si se ha de brindar verdadera predicación, se debe entender cuál es el verdadero propósito de ella:
En la iglesia no se predica para producir mejores personas, o promover una mayor conducta moral de los feligreses, ni tampoco con el fin de eliminar el hambre o la pobreza. La predicación existe dentro de la Iglesia para la Gloria de Dios.
La predicación trae gloria a Dios cuando Su Palabra es exaltada, cuando se convierte en la voz principal, la influencia exclusiva para el corazón del hombre.
Y esto solo se puede lograr cuando cada texto brinda su mensaje original en el contexto original que fue escrito.

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