Jesús vivió y camino como hombre conoce nuestro corazón y sabe lo que el necesita, por eso dijo: es necesario que yo me vaya.
Pero les digo la verdad: Les conviene que me vaya porque, si no lo hago, el Consolador no vendrá a ustedes; en cambio, si me voy, se lo enviaré a ustedes.
Juan 16:7 NVI

  Jesús nos estaba diciendo, que nuestro corazón necesita al Espíritu Santo y que si queremos, caminar seguro, debes andar en el Espíritu, porque El tiene, el poder transformador que tú necesitas.
Ahora bien:

En el Salmo 139:23-24, el salmista dice;
Examíname, oh Dios, y sondea mi corazón; ponme a prueba y sondea mis pensamientos.  Fíjate si voy por mal camino, y guíame por el camino eterno.
Salmo 139:23‭-‬24
el Rey David hizo una confesión intencional: otorgó conscientemente al Señor la autoridad de escudriñar su corazón.

Basándonos en lo que dice la palabra de hoy en Jeremías 17:9 “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?”, me atrevería a decir que el rey David, consciente de esta realidad, consideró que solo con la ayuda del Señor , podía lograr hacer la voluntad del Padre . Por ello, decidió proteger su vida de fe, cediéndole al Señor todo el derecho de probar y conocer las meditaciones más profundas de su ser. Se presentó con  humildad, dispuesto a aprender, sabiendo que su carne era débil y que necesitaba el Espíritu de Dios para,dejarse guiar. 


En la versión NLT  dice: “El corazón es engañoso, más que cualquier otra cosa, y desesperadamente malvado” Si la palabra viva nos habla de esta manera, nos está advirtiendo que:
Nuestro corazón necesita al maestro, al  médico de los médicos y que al latir, nuestro corazón, gime  por ser sanado. ¡Nuestros pensamientos más profundos están arraigados en una naturaleza pecaminosa que sabe que necesita a Cristo! 

Necesitamos ir  delante del Padre,  con sinceridad, tal  como David lo hizo, solicitando esta exploración. El Espíritu Santo nos guiará a comprender verdaderamente nuestra condición, abriendo nuestros ojos al engaño que susurra nuestro corazón y nos hace considerar que no necesitamos de Dios! Su Espíritu, Quien nos guía a toda verdad, nos llevará de la autosuficiencia a la dependencia.  

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