La Teoría Polivagal de Stephen Porges postula que el sistema nervioso autónomo, particularmente el nervio vago, juega un papel crucial en la regulación de nuestros estados emocionales y fisiológicos. Destaca la existencia de dos circuitos vagales distintos: uno primitivo asociado con la inmovilización y otro más nuevo vinculado al compromiso social y la calma. La teoría enfatiza la importancia del ‘freno vagal’ para controlar la reactividad emocional y fomentar la resiliencia. Porges explora cómo el sistema de compromiso social, que involucra tanto los músculos vagos como los faciales, promueve la interacción social y la corregulación, lo que en última instancia conduce a sentimientos de seguridad y conexión. Además, examina cómo la teoría puede informar la práctica clínica, incluidas las intervenciones terapéuticas y el manejo de afecciones como el autismo y el trauma. El texto también toca el uso de prácticas contemplativas, como el yoga, para cultivar un estado de calma y mejorar la resiliencia.

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