Buscando y EncontrandoTres semanas después de la muerte de mi esposa, acepté un trabajo voluntario como capellán comunitario para Rock Ministry en Kensington, la peor parte de Filadelfia, Pensilvania. En el trabajo, oré por los adictos y les hablé un poco de Jesús. También les di de comer y esperé a que la unidad AR2 los llevara a desintoxicarse.Un día, una madre vino a mí. Había viajado desde Pittsburgh, que está a unas cuatro horas y media de Filadelfia, y llevaba consigo una fotografía de su hijo desaparecido. Tenía alrededor de diecinueve o quizás veinte años, y ella dijo que había estado desaparecido durante un mes y que lo habían visto por última vez en el área de Kensington. Le dije que la ayudaría y saldría a buscarlo después del trabajo, lo cual hice.Un par de noches antes, se había encontrado un cuerpo fuera del estacionamiento de una farmacia cercana, cortado en pedazos. La noche anterior, una mujer había sido estrangulada en la misma zona. Tenía muchas ganas de encontrar al hombre desaparecido antes de que le pasara algo malo, así que, sintiéndome como un detective, también lo busqué durante mis pausas para el almuerzo. Pregunté a adictos y traficantes conocidos si lo habían visto; ninguno lo vio a el.El primer lugar al que fui fue el Parque McPherson, que los drogadictos lo llaman Parque de las Agujas, pero nosotros los pastores lo llamamos Parque de Oración.Al alcalde de Filadelfia cuyo nombre es Jim Kenney no le importa la parte de Kensington de Filadelfia. Un par de mujeres dijeron que se veía lindo. Alguien dijo que podría haber estado en AA, así que fui allí, pero nadie lo había visto. Hablé con pobres almas con la aguja en la vena y otros que dijeron que lo amarrarían si lo encontraban y luego me avisarían. Alguien más dijo que pensaban que lo habían visto, pero su rostro estaba desgarrado y tenía marcas rojas en todo el cuerpo como si estuviera en mal estado.No podía rendirme, pero estaba cansaldo y necesitaba descansar. Llamé a su madre y le dije que iba a tomar un descanso de una o dos horas. Era la época de Covid, pero en Filadelfia, nadie, ni siquiera yo, usaba realmente una máscara. Entonces, cuando iba a casa y estaba a punto de abrir la puerta, vi a un tipo caminando frente a mi casa.Decidí arriesgarme y mostrarle la fotografía, aunque sentí que era una posibilidad remota. Probablemente estaba perdiendo el tiempo. Pero el tipo también parecía destrozado con marcas en los brazos, así que pensé que podría ser un adicto y que podría haber visto a nuestro hombre desaparecido. Así que le dije: "Oye amigo, ¿has visto a este tipo?" "Él dijo, 'ese soy yo". Así que llamé a su madre, y ella estaba tan feliz que se echó a llorar. Si hubiera sabido que el Señor lo iba a traer frente a mi casa, no hubiera caminado como tres o cuatro horas buscándolo. Pero el Señor tiene sus caminos que están mucho más allá de nuestro entendimiento.Después de este evento me contagié de Covid y estuve enfermo durante 10 días, con fiebre de 104 a 105 el primer día. Después de mi recuperación fui a buscar a otra persona desaparecida esta vez saliendo a la calle a las 5 am, entrevistando a muchos adictos pero no pude encontrar al hombre desaparecido.

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