Había una vez un hombre que se liberó de las drogas a través de una relación personal con Jesús, mientras servía al Señor se casó con una mujer muy encantadora, consiguió un trabajo bien pagado. Todo parecía maravilloso y su vida no podía parecer mejor, hasta que abrió la puerta por un momento al pecado. Pensó para sí mismo que sela el daño que haría una aguja inyectada en mi venan solo una VES mas ,el único problema era que no sabía que era una aguja usada por alguien que tenía SIDA. Al día siguiente, todo parecía normal, se fue a trabajar como de costumbre. Pero no esperaba un examen de drogas que se hizo en su trabajo ese día, no pasó el análisis de sangre y fue despedido. Decepcionado por lo que sucedió, se fue a casa. Y su mujer queriendo consolarlo en ese momento lo enamoro y se acostaron. Mientras buscaba trabajo, se juró a sí mismo que nunca volvería a consumir drogas. Por esa época su esposa le dio la noticia de que estaba embarazada. Encontró un trabajo semanas después y tuvo que hacerse un análisis de sangre que resultó que era VIH positivo. Sin saber cómo enfrentar a su esposa que él le dio el VIH y que el bebé que ella llevaba probablemente estaba infectado. Se escapó de su casa y se convirtió en un adicto sin hogar que no podía perdonarse a sí mismo por todo el mal que ese momento de pecado causó. Empezó a pasar el mes, y vio a un hombre que sabía quién era su pastor pensando que no lo iba a reconocer pasó junto a él pero el pastor sí lo reconoció. Y lo llamó por su nombre. Se hizo pasar por otra persona, pero el Pastor dijo te conozco Frank y se volteó pensando que le iba a contar lo peor. El pastor comenzó diciéndole que Lisa todavía te ama y te quiere en casa. Al escuchar esto, le dijo al pastor lo que había hecho, y el pastor dijo que Lisa lo sabe y te perdona. Vuelva a ponerse de pie. Estaremos de su lado mientras recibe ayuda, pero quiero que sepa que hay alguien que también lo ama. Lleno de alegría porque su esposa todavía lo amaba, se preguntó quién me amaría a mí también, entonces el pastor respondió que Jesús te ama y te quiere de regreso. En eso, Frank se echó a llorar y le devolvió su vida a Cristo.La moraleja de la historia es que siempre hay un precio que viene con el pecado, pero incluso cuando uno piensa que ha caído en las peores profundidades del pecado, Jesús es más grande y podría restaurarlo.

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