El sí al sufrimiento del Amor puroPara María ahora ha llegado la hora largamente esperada. Es infinitamente más espantosa de lo que cualquier representación previa hubiera podido imaginar. Sobrepasada por la realidad infinita de la Pasión, ella comprende cada vez más profundamente que el Hijo en su sufrimiento extremo es el Amor puro. […]Un sí dado en nombre del Señor va siempre más allá de lo imaginableUn sí exigido y dado en nombre del Señor va siempre más allá de todo lo que uno pueda imaginar y expresar. Confianza y donación ciega son su forma interior. En este sentido, también la pregunta del ángel a la Madre iba más allá del objeto inmediato del diálogo. Pero, porque la muerte es una parte de la vida y la muerte en cruz es una parte de la vida del Redentor, en la pregunta del ángel ya estaba incluida la exigencia de afirmar este amargo final. […]Un sí sin límitesLa Madre, de hecho, ya ha dicho sí cuando comenzó a rezar. Y esta primera oración ya estaba fundada en su Inmaculada Concepción, cuyo origen está en la eternidad de Dios. Así, ella ya ha dicho sí también a la muerte del Señor en el momento en que dio su consentimiento para concebir al Redentor. […]

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