La obediencia a Dios tiene como objetivo de parte del Señor que reflejemos su imagen en este mundo y de esta manera podamos ser puente para que las personas tengan un encuentro personal con Jesucristo y experimenten
una vida en Él; ser colaboradores de Dios en Su propósito de establecer Su Reino.

Jesús es nuestro modelo de cómo ejercer este servicio a Dios. Al final de su proceso de discipulado con su grupo más íntimo el Señor quiso dejar en la mente de ellos plasmado lo que debían hacer: “Os he dado ejemplo, para
que hagáis lo mismo que yo he hecho con vosotros”.

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